HISTORIA

Don Hector Caldera Castro, conocido y querido comerciante de la ciudad de San Felipe, por el año 1961 fundó Cecinas Aconcagua. Con gran visión y emprendimiento comienza a fabricar cecinas y jamones, los que distribuye en su propia ciudad, luego en localidades cercanas como Los Andes, Santa Maria, Rinconada San Esteban.

La iniciativa de don Hector comienza a tomar forma, adquiere algunas máquinas y contrata maestros que le ayudan a desarrollar nuevos productos. En muy poco tiempo, chorizos, longanizas, arrollados y jamones ya forman parte de los nuevos productos de su emprendimiento. Crece también las localidades donde los comercializa, llegando a las ciudades de La Calera, Quillota, Quilpué, Viña del Mar y Valparaiso, desde entonces, las exquisitas cecinas Aconcagua deleitan los paladares de los consumidores de estas ciudades.

A pasado el tiempo y su legado continua, hoy en manos de sus hijos y nietos, motivados por conservar la tradición artesanal de Cecinas Aconcagua, han puesto su corazón en seguir con su emprendimiento sin perder de vista la filosofía que el dejó.

"Conservar la Tradición Artesanal"

 

EL INCONFUNDIBLE SALCHICHÓN CALDERA

Gran parte de la historia de nuestra empresa, tiene relación con nuestro exquisito e inconfundible SALCHICHÓN CALDERA. Este nombre, como muchos otros populares que tiene, no fue puesto por su creador, sino por todos los seguidores y consumidores incondicionales que por mucho tiempo lo han consumido, pasando la tradición de generaciones en generaciones, abuelos, padres e hijos lo siguen buscando donde quiera que vayan. La popularidad del Salchichón Caldera ha animado a literarios a participar en concurso, y su popularidad ha llevado al literario a ser el ganador.